domingo, 30 de enero de 2011

RETOS


Los dictan los inicios: el curso escolar, un nuevo año, el cambio de estación. Los imponen, también, los finales: dejar una etapa atrás, superarse u olvidar un diciembre. Nos decimos a nosotros mismos dónde queremos llegar, y establecemos la línea ilusoria que separará los sueños de la realidad. Escribir un libro, sumar ventas, ser el número uno de un ranking, arrebatar unos segundos a un cronómetro, saltar más alto, escalar una montaña, tirarse en paracaídas.

Muchos se basan en la valentía, en la capacidad de aguantar la respiración y dar un paso adelante; otros, necesitan de la constancia, del trabajo conseguido tras la suma de los días. Colman de adrenalina unos momentos únicos: despegar los pies del avión, ver la tierra acercarse a una velocidad vertiginosa, apretar el botón de apertura. Premian su consecución con el júbilo, con la alegría de haber cruzado el límite: presionar las placas con fuerza para detener el tiempo que corre a la contra y leer un registro que habla, en formato numérico, de un logro. Todos ellos llenan de metas el palpitar de quienes no se conforman.

Establecido el punto de llegada, trabajemos duro, apuntalemos las pequeñas conquistas, revistamos de confianza nuestra dedicación pero, ante todo, CREAMOS EN ELLOS.

viernes, 28 de enero de 2011

"SE HACE CAMINO AL ANDAR"


Escucho a menudo: estás muy lejos. Y así es; mis palabras recorren miles de kilómetros antes de parecerte cercanas. Quizá creas que estoy en la ciudad contigua, pero mis pasos recorren calles de otra ciudad, de otro país, de otro continente, entre palabras distintas de las nuestras. Porque ser y estar son diferentes, por mucho que les pese a los ingleses, malacostumbrados a un "to be". Soy de Lleida. Estoy en Boston.
Desde aquí, entiendo cuál es el precio que hay que pagar por una experiencia como ésta: estar lejos, echar de menos, anhelar. Las distancias son cortas cuando no hay que recorrerlas: llegaría mañana aunque embarcase en el próximo avión. Estoy lejos y echo de menos una tarde en un café, las conversaciones insaciables, los temas gastados, los consejos que no quiero oír. Estoy lejos y anhelo las sonrisas y las miradas que llenan de palabras los silencios. Pero "se hace camino al andar" y el mío, hoy, diverge del tuyo.
Vivimos en tiempos distintos: desayunas en mi más profundo sueño, me levanto y tú acabas de comer, te llamaría al anochecer -como antes-, comunica tu madrugada. Sumo seis horas para imaginar qué haces cuando te escribo y me obligo a recordar que vivimos en ciudades y continentes distintos.
"Se hace camino al andar" y ahí quedaron las pisadas de nuestro caminar conjunto. Estoy en Boston, soy de Lleida.